Nuevos iMac 2012
Apple siempre ha sido una empresa relativamente arriesgada a la que el orden establecido le ha importado más bien poco. Steve Jobs no dudó en anunciar un buen día la muerte del disquete y años más tarde han ido cavando poco a poco la del CD y DVD, antes siquiera de plantearse la transición al BluRay, para muchos el supuesto formato del futuro.
Primero fue el iPod que acabó con los sobredimensionados discman, y más recientemente la defunción del lector de discos en los ordenadores portátiles: primero el Air y más tarde el nuevo Mac Book Pro con pantalla retina que en un futuro más bien cercano acabará siendo el único en la gama Pro.
Esta semana la compañía ha dado un paso más, el más arriesgado si cabe, anunciando la nueva gama de iMac donde la principal novedad es un aspecto más delgado retirando la unidad óptica. Y precisamente ha sido el punto más débil de la presentación de la compañía ahora dirigida por Tim Cook.
Francamente no recuerdo cuándo fue la última vez que utilicé un CD y aplaudo la valentía de Apple por retirar un elemento de los portátiles que no sólo no se usa casi nunca, si no que además es tremendamente voluminoso y pesado. Conclusión: portátiles más ligeros y potentes que da gusto llevar.
El caso de los sobremesa es notablemente distinto. El iMac lo compras, lo desembalas y colocas en una mesa. Lo normal es que jamás se mueva de ahí ni que te lo lleves de paseo con frecuencia. Que sea un centímetro más o menos grueso es una medida básicamente irrelevante en una máquina de estas características.
Prescindir del lector de CD/DVD en un ordenador así no sólo es osado, también improcedente: no es una pieza de hardware que encarezca el producto y en casos así resulta de utilidad. En primer lugar porque es el lector remoto que utilizaremos con los MacBook Air o Pro en caso de necesitar trabajar con algún disco. Por sus características, una máquina así también es más utilizada para juegos, que todavía siguen distribuyéndose en DVD sobre todo por su gran tamaño. Y, por último, porque nos permite dar salida a esa ristra de cajas en DVD y CD musicales acumulados a lo largo del año.
Además, a diferencia del MacBook Pro con pantalla retina, el nuevo iMac no introduce nada más allá a la hora de retirar la unidad lectora: la pantalla sigue teniendo la misma dimensión y resolución y ya podíamos adquirir unidades con discos híbridos SSD.
En definitiva, el nuevo iMac rompe una de las máximas que Apple había aplicado hasta la fecha, donde diseño, funcionalidad y tecnología iban unidos de la mano. Por primera vez el diseño prima por encima del resto. Y no hay que olvidar que, por muy bonitos que sean los productos de Apple, no se compran para adornar la casa como una película de Hollywood.
Primero fue el iPod que acabó con los sobredimensionados discman, y más recientemente la defunción del lector de discos en los ordenadores portátiles: primero el Air y más tarde el nuevo Mac Book Pro con pantalla retina que en un futuro más bien cercano acabará siendo el único en la gama Pro.
Esta semana la compañía ha dado un paso más, el más arriesgado si cabe, anunciando la nueva gama de iMac donde la principal novedad es un aspecto más delgado retirando la unidad óptica. Y precisamente ha sido el punto más débil de la presentación de la compañía ahora dirigida por Tim Cook.
Francamente no recuerdo cuándo fue la última vez que utilicé un CD y aplaudo la valentía de Apple por retirar un elemento de los portátiles que no sólo no se usa casi nunca, si no que además es tremendamente voluminoso y pesado. Conclusión: portátiles más ligeros y potentes que da gusto llevar.
Un sobremesa sin lector óptico
El caso de los sobremesa es notablemente distinto. El iMac lo compras, lo desembalas y colocas en una mesa. Lo normal es que jamás se mueva de ahí ni que te lo lleves de paseo con frecuencia. Que sea un centímetro más o menos grueso es una medida básicamente irrelevante en una máquina de estas características.
Prescindir del lector de CD/DVD en un ordenador así no sólo es osado, también improcedente: no es una pieza de hardware que encarezca el producto y en casos así resulta de utilidad. En primer lugar porque es el lector remoto que utilizaremos con los MacBook Air o Pro en caso de necesitar trabajar con algún disco. Por sus características, una máquina así también es más utilizada para juegos, que todavía siguen distribuyéndose en DVD sobre todo por su gran tamaño. Y, por último, porque nos permite dar salida a esa ristra de cajas en DVD y CD musicales acumulados a lo largo del año.
Además, a diferencia del MacBook Pro con pantalla retina, el nuevo iMac no introduce nada más allá a la hora de retirar la unidad lectora: la pantalla sigue teniendo la misma dimensión y resolución y ya podíamos adquirir unidades con discos híbridos SSD.
En definitiva, el nuevo iMac rompe una de las máximas que Apple había aplicado hasta la fecha, donde diseño, funcionalidad y tecnología iban unidos de la mano. Por primera vez el diseño prima por encima del resto. Y no hay que olvidar que, por muy bonitos que sean los productos de Apple, no se compran para adornar la casa como una película de Hollywood.
Noticia cortesía de http://www.gadgetos.com/
Escrita por Diego López
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